A continuación reproducimos una carta de Janet Biehl publicada originalmente en su pagina el 7 de marzo de 2015
Fui invitada a participar en la Asamblea de Ecología en Amed (Diyarbakir), celebrada el 28 de Febrero. Los organizadores querían que explicara el pensamiento de Bookchin acerca de la ecología. Desafortunadamente no fui capaz de atender personalmente, pero escribí un mensaje al respecto de ello y añadí algunas consideraciones propias acerca de las ciudades como una cuestión ecológica- Janet
Felicidades por la creación de la Asamblea de Ecología de Amed- Desearía poder estar allí con vosotros para poder hablar acerca de la ecología de Murray Bookchin. Gracias por invitarme a escribir este mensaje. Resumiré su trabajo sobre la ecología y, después, llevaré acabo algunas sugerencias concretas que tal vez os sean útiles con respecto a la creación deuna Autonomía Democrática ecológica en Bakur y Rojava en los próximos años.
Bookchin, como sabéis, fue un ecologista social, lo que significa que vio la ecología en términos sociales y empezó a escribir sobre ello en la década de 1950. A diferencia de otras personas interesadas en la naturaleza y que reverenciaban su carácter salvaje*, él pensaba que la ecología estaba indisolublemente ligada con la organización social, y procedió con dicha premisa.
Empezó a escribir sobre ecología justo después de la segunda guerra mundial, justo cuando una agricultura industrializada y a gran escala estaba emergiendo. Él vio como las pequeñas granjas daban paso a grandes granjas-fábrica; como los granjeros tradicionales vinculados a la tierra eran reemplazados por empresas capitalistas que contrataban a trabajadores-empleados de granja; que los tradicionales modos de vida agrícola, que daban valor a la comunidad rural local, estaban dando paso a los guiados por el beneficio económico; que diversas cosechas, cultivadas por el método de la rotación de cultivos, estaban dando paso a monocultivos, propensos a las plagas; que como resultado de ello los pesticidas estaban siendo ampliamente utilizados; como granjas locales, donde las cosechas eran consumidas por las poblaciones cercanas según las necesidades, estaban dando paso al transporte de alimentos a larga distancia; que ello requería que químicos fueran añadidos a la comida como conservantes y agentes colorantes, para almacenarlo cuando no fuera inmediatamente consumido. Muchos de estos químicos, como justo se estaba descubriendo en aquel entonces, causan enfermedades en los seres humanos, incluido el cáncer.
Ahora, sesenta años después, todos estos problemas son familiares, y mucho y de gran utilidad para vosotros ha sido escrito acerca de los problemas del capitalismo, de la agricultura quimicalizada y sobre la necesidad de los cultivos orgánicos. Bookchin empezó en los 50 a defender que la solución estaba en descentralizar la agricultura y, de hecho, toda la sociedad, para acabar con las granjas industriales a gran escala y sustituirlas con muchas granjas pequeñas. De esta forma los cultivos serían a pequeña escala, integrados en la sociedad; las cosechas crecerían cerca de donde serían consumidas, con lo que los conservantes no serían necesarios; las cosechas serían variadas y volverían a rotar, con lo que los monocultivos serían eliminados; y la agricultura sería restaurada como una práctica respetable, con los agricultores sintiendo afinidad con la tierra y orgullo de trabajarla.
No sé cuántos de vosotros estáis siendo invadidos por la agricultura capitalista industrializada,pero si lo estáis, es importante resistir y oponerse a ello en favor de una agricultura a pequeñaescala y de las prácticas tradicionales. Creo que tenéis algunas ideas acerca de cómo hacerlocon la creación de eco-aldeas sostenibles.
Tal y como Bookchin escribió acerca de la agricultura, él también escribió acerca de un desarrollo paralelo de las ciudades. Él defendía que las ciudades, también, estaban volviéndose demasiado grandes e industrializadas, deshumanizando a las personas que en ellas vivían mediante puestos de trabajo anónimos en oficinas, el estrés de la agobiante vida en la ciudad y la despolitización. Pensó que en las nuevas grandes metrópolis, las distintas comunidades y barrios que dan vitalidad y animación a las ciudades estaban siendo eliminadas mediante la centralización. La fábrica social urbana estaba siendo desgarrada para dar paso a autopistas y aparcamientos para automóviles. Conducir era más importante que andar, y las necesidades de los coches eran más importantes que las necesidades de las personas, con lo que los
automóviles eran tenidos en cuenta. Las gigantescas nuevas ciudades, como nuevas granjas gigantes, eran monoculturas, deshumanizadas. Y muchos de los químicos utilizados en la agricultura capitalista estaban dañando la salud humana, y también las grandes ciudades estaban contaminando el aire y el agua, dañando la salud de las personas tanto como los químicos en los alimentos. Él pensó que la gente alcanzaría pronto el límite de lo que podían tolerar, en términos de estas ofensas a su salud y al medio ambiente, tanto en la agricultura como en la urbanización, y se rebelaría.
La gente demandaría que las ciudades gigantescas del urbanismo industrializado fueran desintegradas en barrios de escala humana, de tal forma que una rica diversidad étnica volvería a constituir el tapiz urbano. En barrios y pueblos, la gente podría de forma factible crear formas de autogobierno democrático a través de asambleas ciudadanas. Y en estas asambleas la gente podría llevar a cabo decisiones para crear una sociedad sana, una que no usara químicos que causaran cáncer, y que no contaminara el aire y el agua a través de otrostipos de químicos.
Asimismo, las ciudades consumen enormes cantidades de energía, lo que significa que requieren plantas de energía que funcionan por medio de combustibles fósiles: carbón y gas natural, así como petróleo. Pero en 1965 escribió que esto estaba produciendo una crisis llamada “el efecto invernadero” (lo que llamamos calentamiento global a día de hoy). En unos pocos cientos de años, escribió en los 60, el efecto invernadero haría el planeta demasiado caliente para la vida tal y como la conocemos. Dado que los combustibles fósiles estaban creando el efecto invernadero, dijo, tenemos que desembarazarnos de los combustibles fósiles y usar energía renovable- solar, eólica y geotérmica. Y si estas tecnologías no pueden abastecer a grandes ciudades, entonces tenemos que descentralizar las ciudades, para dividirlas en barrios y pueblos de pequeña escala, que son más adecuadas para las energías renovables.
La descentralización era un imperativo, entonces, defendió, por estas razones energéticas; por razones de salud (químicos y contaminación); y también por una cuestión moral más amplia: que la gente es más importante que el beneficio de unos pocos. Que el bienestar de la gente es más importante que el beneficio de unos pocos. Y que el autogobierno democrático, tomando el poder de las codiciosas élites económicas y poniéndolo en las manos del pueblo, es un beneficio ético en sí mismo. Es un fin en sí mismo, la culminación de la evolución natural hacia la complejidad y la paz. Esto es por lo que llamó a su gran libro “La Ecología de la libertad.”**
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En Bakur y Rojava, también podréis vosotros contemplar como vuestras ciudades tradicionales se vuelven gigantescas. Podréis encontrar vuestros barrios homogeneizados y desempoderados, el gobierno de vuestra ciudad centralizado, vuestros lugares de trabajo capitalizados, vuestra vibrante cultura política reducida a dóciles empleados golpeando relojes en aburridos trabajos un día tras otro. El cambio puede ocurrir poco a poco, incluso sin que la gente se percate de ello. Así que es importante estar alerta y para prevenirlo, aún poco a poco, y construir una sociedad ecológica incluso con pasos pequeños.
Rojava funciona con diesel, de sus reservas de petróleo, que es sucio y llena todo de hollín. Ahora mismo, a raíz del embargo, Rojava carece de los recursos para desarrollar energía solar. Y puede que tengáis problemas similares en Bakur. Como parte de una autonomía democrática, podríais pensar acerca de adoptar la energía solar. Tenéis abundante sol. Los paneles solares son asequibles a día de hoy- podrían abastecer de energía a edificios o barrios enteros. Yo creo que deberíais considerar incluirlos en vuestras infraestructuras tanto comofuera posible.
Empezad a cultivar en vuestros barrios urbanos. Apartad áreas para huertos comunitarios, de esta forma la gente podrá cultivar en las ciudades. Además, los árboles son muy importantes-no solo para embellecer. Refrescan las ciudades en verano. Ayudan a purificar el aire. Ayudan a mantener a la gente sana y calmada y en paz entre los individuos. Son una de las mejores y simples formas de luchar contra el cambio climático. Plantad árboles, allá donde podáis, en
parques, a lo largo de las calles, en zonas rurales.
En mi opinión, uno de los aspectos más importantes sobre ecología es el transporte. Específicamente, tenemos demasiados coches. La gente ama sus coches, probablemente tanto aquí como en los Estados Unidos. Pero son un problema real. Hacen que el aire de la ciudad sea difícil de respirar al generar polución y smog. Y son un desastre en materia de ecología porque producen emisiones de efecto invernadero.
Pero los problemas son más que éstos. Cuando los coches son dominantes en las calles de la ciudad pueden volverse dañinos para las ciudades vitales, habitables y descentralizadas.
Consiguen esto arruinando los barrios de la gente. Tienen que ser aparcados, haciendo pedazos buenos edificios que podrían ser utilizados para viviendas o como lugares de trabajo, y hacen que se pavimenten zonas llanas para la creación de aparcamientos. Y son socialmente aislantes. Cuando conduces tu coche, no te encuentras con tus vecinos y entablas una conversación. Suponen un peligro para peatones y ciclistas. Y finalmente, no son ni siquiera eficientes como medios de transporte en una ciudad, porque crean congestiones de tráfico y todo el mundo queda atrapado en el tráfico y debe esperar. Por tanto es un asunto tanto social como ecológico el mantener los coches bajo control, para evitar que dominen las calles.
Pero la gente genera dependencia de los coches por una razón. Los necesita para ir de casa al trabajo, porque no hay alternativa. Por lo tanto es una problemática ecológica el reducir la necesidad de coches.
Existen varias formas de hacer esto. La más importante, fortaleced vuestros barrios, de tal forma que las viviendas y los lugares de trabajo se encuentren a distancia andable entre sí, así como de los lugares de compras y recreo. No centralicéis los lugares de trabajo en el centro urbano- aseguraos de que los lugares de trabajo están distribuidos por toda la ciudad, en los barrios. De esta forma la gente puede caminar hasta ellos en lugar de conducir un coche. Esto ayudará a mantener vuestros barrios fuertes y vitales.
Haced que pasear sea fácil. Diseñad calles para la gente, no para los coches, y mantened las calles seguras para la gente. En vez de construir más calzadas para los coches, construid aceras. Ceded ciertas calles para pasear y montar en bicicleta-prohibid a los automóviles circular por ellas. Cread zonas libres de coches. Cread redes verdes- áreas verdes interconectadas que hacen placentero y fácil a la gente el moverse por la ciudad a pie o en bici.Todas estas cosas están siendo llevadas a cabo en otras partes del mundo ahora mismo para reducir la necesidad de coches. Podéis hacerlo aquí también, o tal vez lo estéis haciendo ya.
Fomentad el ciclismo. Construid carriles bici. Deshaced las grandes calles, o transformad los carriles para automóviles en carriles bici. Todo esto fomentará la descentralización y la autonomía democrática. Vecindarios que se puedan andar o recorrer en bici son la esencia de la comunidad- donde la gente se encuentra, donde os veis cara a cara.
Y es importante pensar en el transporte público. No vi ninguno en Rojava- todo el mundo conduce automóviles. Sé que los recursos son escasos, a raíz del embargo, pero es importante empezar a traer autobuses, y eventualmente trenes, trenes ligeros, tranvías. La gente necesita un transporte público barato o gratuito, dentro de las ciudades, de tal forma que no tengan que conducir hasta el barrio andable en el otro extremo de la ciudad. Y crear transporte público entre ciudades.
No os preocupéis por la densidad de población en vuestros barrios. La densidad es buena porque hace el transporte público financieramente posible. Es mejor construir en áreas ya existentes que crear suburbios de baja densidad poblacional en las zonas rurales que hacen que la gente dependa de los coches.
En los Estados Unidos tenemos demasiados, y demasiadas autopistas, y demasiados aparcamientos. Debemos deshacer la dependencia del automóvil. Afortunadamente los jóvenes americanos quieren apartarse de la posesión de automóviles y de la conducción, pero se están encontrando con una tarea difícil, ya que muchas de las infraestructuras americanas fueron organizadas alrededor del automóvil.
Construid la andabilidad*** y el tránsito público en vuestro entorno desde el principio. Estas son mis recomendaciones para cualquier intento de ecología urbana. Trabajando con energía renovable, cultivo urbano, la andabilidad, y el transporte público os ayudará a apoyar a vuestros barrios, a la descentralización, y finalmente al autogobierno democrático y a la autonomía democrática. Os deseo el éxito.
Gracias por invitarme a contribuir. Si necesitáis más información acerca de cualquier cosa que haya dicho, por favor contactad conmigo.
* Wilderness
** The Ecology of Freedom
*** Walkabilty
La tradución ha sido realizada por Rojava Azadi