El 3 de diciembre, en Londres, los líderes de la OTAN serán recibidos por la reina del Reino Unido para celebrar la 70ª cumbre de la OTAN, que tendrá lugar el 4 de diciembre en un oscuro hotel y campo de golf alejado del centro de la ciudad.
Los líderes de la OTAN, incluyendo a Trump y Erdogan, se reunirán para celebrar este aniversario clave del imperio occidental, mientras que en el norte y el este de Siria/Rojava, la invasión del estado turco liderada y apoyada por la OTAN, que comenzó el 9 de octubre, continúa a pesar de los supuestos “cese al fuego”.
Así que, desde el 3 y 4 de diciembre en adelante, nosotras, la comunidad internacionalista y la coordinación de #RiseUp4Rojava en las islas “británicas”, pedimos acciones autónomas y descentralizadas contra la OTAN y las instituciones de apoyo. Hacemos un llamamiento a las amigas y camaradas de todas las islas para que se unan a nosotras en Londres el 3 de diciembre, a las 4h de la tarde en Trafalgar Square para marchar al Palacio de Buckingham, y para que organicen acciones autónomas contra la OTAN el 4 de diciembre. Debemos formar un frente global revolucionario y democrático, unidas contra el fascismo estatal turco y el imperialismo de la OTAN.
Como parte de este llamamiento a la acción, damos a conocer nuestra perspectiva sobre lo que la OTAN representa en el sistema mundial de la modernidad capitalista, su papel en el sistema imperial interestatal y su intento de aplastar tanto al Movimiento de Libertad Kurdo como a la Revolución de las Mujeres del norte y el este de Siria/Rojava.
A pesar del fin de la Guerra Fría, el colapso del bloque imperial soviético y la transformación del sistema interestatal bipolar en un único imperio -aunque todavía lleno de contradicciones y competencia interna entre Estados-, la OTAN sigue existiendo. Continúa coordinando a los principales poderes estatales de la modernidad capitalista en un solo bloque, incluyendo a los actuales hegemonías regionales como Turquía y Japón, y a los estados colonizadores-coloniales como Australia, así como a las antiguas potencias europeas, excluyendo sólo a los enemigos históricos y a los competidores que no pueden estar totalmente subordinados a la hegemonía de EE.UU., como Rusia y China. En este papel, la alianza imperial mundial intenta estabilizar el sistema interestatal bajo la hegemonía estadounidense.
La OTAN supervisa e interviene en los gastos militares de sus Estados miembros, dictando cuánto comprar y de quién y garantizando la integración a largo plazo mediante la venta de armas que necesitan un apoyo centralizado continuo. La alianza imperial opera bases en todo el mundo y, como parte de la hegemonía estadounidense y en combinación con la financiación y la deuda, obliga a los estados-nación “independientes” del Sur Global a convertirse en neocolonialistas. Este ha sido el caso desde la contrarrevolución neoliberal a la revolución mundial de 1968 y sus secuelas, especialmente durante y después del golpe de Estado de Turquía de 1980, que intentó sin éxito aplastar a la izquierda revolucionaria de después de 68 y la lucha emergente del Movimiento de Libertad Kurdo, pero reestructuró con éxito este estado crucial de la OTAN en líneas neoliberales y fascistas.
Por lo tanto, la OTAN es fundamental para la continuidad del colonialismo en el sistema mundial de la modernidad capitalista, ya que proporciona la infraestructura militar necesaria para la extracción forzada de recursos y capital de los Estados del Sur Global, disciplinándolos a todos hacia el imperio. Por un lado, la OTAN intenta aplastar a cualquier estado que intente adoptar una línea independiente, especialmente si ésta está dirigida a cualquier tipo de redistribución económica y/o empoderamiento político, como ha ocurrido recientemente en Venezuela y Bolivia. Por otro lado, la alianza imperial actúa para destruir cualquier intento de la población dentro de los estados de liberarse, aplastando los levantamientos populares o intentando controlarlos, como recientemente ha ocurrido con los levantamientos democráticos en Irán, Irak y Líbano.
Todo esto confluye en la “Guerra contra el Terror” posterior al 11 de septiembre, cuando la OTAN se convirtió en un elemento fundamental de los intentos del sistema interestatal de desarrollar un enfoque imperial único para la contrainsurgencia y una arquitectura de seguridad global. Esto ha sido bajo el pretexto de defenderse contra el yihadismo reaccionario y autoritario, pero en realidad está dirigido contra todos los intentos de liberación y vida libre más allá de la modernidad capitalista, su sistema interestatal y sus crisis de ecología, capital, patriarcado y estado-nación.
¿Cuál es el papel de la OTAN en Siria?
La OTAN ha desempeñando todos estos papeles en Siria. Con el colapso de los regímenes autoritarios en Egipto, Libia, Siria, etc., los anteriores intentos de la alianza imperial de disciplinar a Oriente Medio y África del Norte habían fracasado claramente. En respuesta, la OTAN intentó subvertir, fragmentar y, en la medida de lo posible, tomar el control de los amplios levantamientos democráticos en toda la región. Esto incluía manipular las protestas para hacerlas ineficaces y permitir el surgimiento de fuerzas yihadistas para aplastar a las fuerzas revolucionarias, por un lado, y el colapso de los regímenes, por otro, al tiempo que se permitía que elementos de regímenes más antiguos se reagruparan a través de golpes militares. En Siria, en particular, los programas de armamento dirigidos por Estados Unidos reforzaron a los yihadistas sunitas autoritarios, que ahora, bajo la supervisión del Estado turco y de la OTAN, cometen brutales crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad contra la población de Idlib, Afrin, Tell Abyad y Serekaniye.
En este caso, Siria es sólo el último de una larga lista de Estados de los últimos 70 años que han sido atacados y manipulados internamente por la OTAN, pero en este caso no lo ha hecho según lo previsto. Con la forma de las bandas yihadistas, la alianza imperial no puede controlar sus propias creaciones, como antes lo hacían los talibanes, y a diferencia de otras partes de la región, existe una fuerza revolucionaria organizada: el Movimiento de Liberación Kurdo. El emergente poder organizado del movimiento en Siria provocó la guerra de 2013 contra Rojava, liderada por al-Nusra, abastecida con tanques alemanes y atacada por Turquía, dos estados de la OTAN que criminalizan fuertemente al Movimiento de Liberación Kurdo.
Todo esto debe considerarse como una conexión interna con el rápido surgimiento de Daesh (“Estado Islámico”) en 2014. A pesar de que parece haber surgido de la nada, Daesh es el resultado directo de la política de la OTAN de crear grupos yihadistas y proporcionar logística, armas, finanzas, inteligencia terrestre y entrenamiento, además del legado de la intervención de la alianza imperial en Iraq, que funcionó para transformar a decenas de miles de Baathistas excluidos en yihadistas altamente entrenados por el antiguo Estado iraquí. Con la aparición del califato territorial de Daesh, toda la alianza imperial, incluso el Estado turco, se dio cuenta de que su política había fracasado, y la coalición internacional dirigida por Estados Unidos formó una alianza militar táctica con el Movimiento de Liberación Kurdo en Siria para aplastarla. Pero esto nunca tuvo la intención de convertirse en un acuerdo a largo plazo, y apenas seis meses después de que las Fuerzas Democráticas Sirias declararan su victoria territorial sobre el “califato”, el Estado turco, miembro de la OTAN, inició una misión de rescate al Daesh dirigida por mercenarios procedentes de las propias filas de Daesh.
Así que la guerra que se está librando en el norte y el este de Siria/Rojava es una guerra de la OTAN: los mercenarios militares y los chiflados políticos del Estado turco, el llamado “Ejército Nacional Sirio” y su representación política Etilaf, son la única representación reconocida del pueblo sirio; sin embargo, sus oficinas están en Estambul, y sus armas, uniformes, finanzas y, por lo tanto, su legitimación política en su conjunto, provienen de la OTAN. Su espacio aéreo sigue estando controlado por la OTAN en su conjunto, y el Estado turco en particular proporciona orientación y apoyo militar directo con armas, como ataques aéreos y aviones teledirigidos, que no podrían funcionar sin los aliados de la OTAN.
Después de formar una breve alianza con el SDF (Fuerzas Democraticas Sirias) y el Movimiento Kurdo de Liberación para luchar contra Daesh, la OTAN ha vuelto a su posición predeterminada de intentar exterminar el movimiento, que, debemos recordar, ha estado luchando contra él durante más de 40 años. Con una solución política en Siria emergiendo en el horizonte, la OTAN en particular y el imperio en su conjunto están maniobrando para fijar el resultado en beneficio de la modernidad capitalista, pero la Revolución de las Mujeres se interpone en su camino. Ningún actor del sistema interestatal quiere que el Consejo Democrático Sirio, o cualquier otro representante del movimiento por una sociedad democrática en Siria, se siente a la mesa. Reconocen correctamente la amenaza que la Revolución de las Mujeres representa no sólo para el régimen sirio y el Estado turco, sino para la modernidad capitalista en su conjunto y para todos los Estados del mundo. Actuarán para defender el sistema civilizacional de 5.000 años de patriarcado, sociedad de clases y Estado, incluso en su actual crisis terminal en medio del rápido cambio climático y el estancamiento del capital. Nos corresponde a nosotras, amigas y camaradas de todo el mundo, levantarnos y pararles.
Así que ahora es el momento de actuar! No a la OTAN, no al imperio, adelante a un frente global unido contra el fascismo y el imperio, adelante a la lucha común por una vida libre en todas partes!